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sábado, 21 de mayo de 2011

Creación o evolución ¿cuál de las dos?


Muchas personas creen en que todos los seres humanos no fueron creados por un Dios  confirman que fuimos evolucionando. ¿Pero vamos a leer en qué consiste la evolución; y vamos a poder sacar nuestra propia conclusión si somos o no evolucionista.
“La evolución es la teoría que representa el devenir del mundo como una transición gradual desde lo indeterminado hacia lo determinado, desde lo uniforme a lo variado, y que asume que la causa de esos procesos es inherente al propio mundo que es objeto de la transformación.”
“Evolución es, pues, sinónimo de progreso. Es una transición desde lo inferior a lo superior, de lo peor a lo mejor. Tal progreso apunta a un valor añadido en la existencia, tal como reconocen nuestros sentimientos”.
  Ahora apropósito de ese asunto del progreso desde lo peor a lo mejor, ¿tiene algo que ver tus sentimientos? Si es así, ¿qué eres en realidad? Cualquiera de los que aquí reunidos mira su progreso el valor de su experiencia por sus SENTIMIENTOS, es evolucionista: no importa si ha sido adventista por cuarenta años, no deja de ser evolucionista. Su religión, su cristianismo, es una profesión desprovista de la sustancia, la forma sin el poder.
Tal es la evolución, según la definición de sus inventores, que el mundo, con todo lo que en él hay, vino por sí mismo; y que el principio que lo llevó en la situación que ahora está, es inherente a sí mismo todo cuanto el mundo es. De manera que, evidentemente, “la evolución es directamente antagonista de la creación”.
Cierto que por lo que respecta al mundo y todo cuanto en él hay, no crees que viniese por sí mismo. Sabes que no eres evolucionista hasta ese punto; crees que Dios creó todas las cosas. Todos cuantos estamos hoy aquí reunidos diríamos que Dios CREÓ todas las cosas, el mundo y todo lo que hay en él.la evolución no admita tal cosa: no deja lugar a la creación. 
Seas tú uno de ellos o no, lo cierto es que abundan, incluso entre los adventistas no tanto como antaño ¡gracias a Dios! Quienes creen que necesitamos a Dios para el perdón de nuestros pecados, INICIÁNDONOS de esa manera en el camino; pero posteriormente, debemos obrar NUESTRA PROPIA salvación con temor y temblor. De acuerdo con eso, temen y tiemblan todo el tiempo; pero no obran ninguna salvación, ya que no tienen a Dios constantemente obrando en ellos, “así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil 2: 12,13).
Se nos dice en Hebreos 11:13 que por la fe entendemos que los mundos fueron FORMADOS [construidos, hechos] POR LA PALABRA DE DIOS, de modo que lo que vemos no fue hecho a partir de lo visible (King James). La tierra que conocemos no fue hecha a partir  de rocas; el hombre no fue hecho a partir de monos, antropoides ni “eslabones perdidos”. Los monos no fueron hechos a partir de renacuajos, ni los renacuajos de protoplasma, en aquel remoto principio. No, “los mundos fueron formados por la palabra de Dios, de modo que lo que vemos no fue hecho a partir de lo visible”
Cuando Dios, pronunciado la palabra, hubo creado los mundos, dijo en relación con el nuestro, “Sea la luz”. ¿Cuánto tiempo pasó desde la emisión de las palabras “Sea la luz”, y la aparición de la luz? Quiero recalcar esto a fin de que podáis averiguar si sois evolucionistas o creacionistas. Permitidme repetir la pregunta, ¿no hubo seis largos periodos de tiempo entre la emisión de la palabra y el cumplimiento de hecho? Decís que no. ¿No pasó una semana?-NO. ¿No pasó un Día?-NO. ¿Ni siquiera una hora?-NO. ¿Y un minuto?- Tampoco. ¿Quizá un segundo?-NO, ciertamente. No pasó ni un segundo entre el momento en que Dios pronunció las palabras “Sea la luz”, y la existencia, de esa luz. [Voz: “Tan pronto como se pronunció la palabra, fue  la luz”]. Efectivamente, así es como sucedió. He presentado ese punto con detenimiento a fin de que quede bien fijado en vuestra mente, por temor a que lo olvidéis, cuando más adelante os haga alguna pregunta relacionada con ello. Así pues, ¿queda claro que cuando Dios dijo “Sea la luz”, no pasó ni un segundo entre eso y el momento en el que la luz brilló? [Voz: Sí]. Muy bien. Entonces, aquel que admite  que transcurrió cualquier cantidad de tiempo éntrela declaración de Dios y la aparición de la cosa, es un evolucionista. Si son edades sin fin, se trata simplemente de alguien más evolucionista que el que piensa que tardó un día: es lo mismo, sólo que en mayor cantidad.
Dios dijo a continuación, “Haya expansión…” “y fue así”. Luego, “dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, descúbrase la seca: y fue así”. Cada vez que Dios habló, fue así. Eso es la creación.
 Veis, pues, que para un evolucionista es perfectamente lógico y razonable el despreciar la palabra de Dios, y no ejercer fe en ella; eso es debido a que la evolución es lo contrario a la creación. Si la evolución es antagonista de la creación, y la creación es por la palabra de Dios, entonces la evolución es contraria a la palabra de Dios. Por supuesto, el evolucionista genuino y declarado no tiene ningún lugar para esa palabra, ni tampoco para los semi- evolucionista, - aquellos que evocan la creación y la palabra de Dios a modo de iniciación. La evolución necesita tanto tiempo, un periodo tan indefinido e indeterminado para conseguir lo que sea, que descarta la creación.
A menos, que reconozcamos diariamente la palabra de Dios como una energía creadora en tu vida, tu observancia del sábado es un fraude; ya que el sábado es un memorial de la creación. Es una “señal entre mi y vosotros, para que SEPÁIS  que yo soy Jehová vuestro Dios”, el Creador de todas las cosas.
Si al principio os ha parecido que era un tema más bien extraño para una ocasión como ésta [se trata de la clausura de una semana de oración], podéis ahora ver que es pura verdad para hoy. Sólo hay dos caminos. No existe el terreno neutral. Todo hombre y mujer en el mundo, o bien creacionista, o bien evolucionista. La evolución es infidelidad, es muerte. La creación es cristianismo, es vida. Escoge la creación, el cristianismo y la vida, para que puedas vivir. Adhirámonos a la creación solamente, y por siempre. Y que todos puedan decir “Amén” .

viernes, 15 de abril de 2011

Lecciones sobre la fe

Al lector del Blog:

Aquí estamos otra vez para compartir un tema tan esencial que cualquier otro conocimiento que esté a nuestro alcance. La semana pasada hemos publicado el primer capítulo del Libro: "Lecciones sobre la fe" escrito por los pioneros E. J. Waggoner y A. T. Jones. Por demás está decirles que se lo recomendamos y si es de su interés pronto estará para su descarga en la página: www.lajusticiadecristo.com 

En esta ocasión, no voy a postear el segundo capítulo de este libro, sino simplemente tocar un tema que explica el mismo de una manera mas resumida. Además de complementar el estudio con algunas citas de la profeta de Dios, Elena G. de Withe.

¿Qué es la fe? ¿Cómo surge? ¿Cómo la puedo ejercitar? 

Sin fe es imposible agradar a Dios. La razón es que "todo lo que no es de fe, es pecado" (Rom. 14:23); y desde luego, el pecado no puede agradar a Dios. (Jones, 1898)

Es probable que cada uno de nosotros hallamos comprendido lo que es la fe mediante una conocida definición establecida en la Biblia: "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11: 1), pero sin conocer lo que es la fe realmente.

En palabras de Jones: la fe viene "por la palabra de Dios". A ella debemos, pues, acudir.

Cierto día, un centurión vino a Jesús, y le dijo: "Señor, mi criado yace en casa paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi criado sanará Y oyendo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe" (Mat. 8:6-10).
Jesús encuentra aquí cierta cualidad que denomina feCuando comprendemos lo que es, hemos hallado la fe. Entender el hecho es entender la fe. No puede haber ninguna duda al respecto, ya que Jesús es "el autor… de la fe", y él mismo dijo que lo manifestado por el centurión era "fe". Efectivamente, una gran fe.
¿Dónde está, pues, la fe? El centurión deseaba la realización de algo. Anhelaba que el Señor lo realizara. Pero cuando el Señor le dijo, "Yo iré" y lo haré, el centurión lo puso a prueba diciendo, "solamente di la palabra", y será hecho.
Ahora, ¿por medio de qué esperó el centurión que la obra se realizara? SOLAMENTE por la palabra. ¿De qué dependió para la curación de su siervo? SOLAMENTE de la palabra.
Y el Señor Jesús afirma que eso es fe. (Jones, 1898)

La fe es esperar que la palabra de Dios cumpla lo que dice, y confiar en que esa palabra cumple lo que dice.

Puesto que eso es fe, y la fe viene por la palabra de Dios, podemos esperar que sea ésta misma la que enseñe que la palabra tiene en sí misma el poder para cumplir lo que dice.
Y así es, efectivamente: la palabra de Dios enseña precisamente eso, y no otra cosa; esa es la "palabra fiel" –la palabra llena de fe.

La mayor parte del primer capítulo de la Biblia, contiene principalmente instrucción sobre la fe. En él encontramos no menos de seis declaraciones que tienen el definido propósito de inculcar la noción de fe; si contamos además lo que implica, en esencia, el primer versículo, en total suman siete.
Leamos, pues, el primer versículo de la Biblia: "En el principio, creó Dios los cielos y la tierra". ¿Cómo los creó? "Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el espíritu de su boca".
"Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió" (Sal. 33:6-9). Antes de que dijese, no había nada: después que habló, "fue hecho". Fue hecho, solamente mediante la palabra. ¿Qué fue lo que causó la creación? La simple palabra.
Las tinieblas cubrían toda la faz del abismo. Dios quiso que allí hubiese luz. Pero ¿cómo hacer para que hubiese luz allí donde todo eran tinieblas? Habló una vez más: "Y dijo Dios: Sea la luz: y fue la luz". ¿Cómo vino la luz? La misma palabra pronunciada, produjo la luz. "El principio de tus palabras alumbra" (Sal. 119:130).


No había expansión, o firmamento. Dios quiso que lo hubiera. ¿Cómo lo trajo a la existencia? "Dijo Dios: Haya expansión…" Y así fue. El mismo proceso con la tierra, el agua, la vegetación, las lumbreras y los animales. "Y dijo Dios: produzca…" "y fue así".


Es, pues, "por la palabra de Jehová" que todas las cosas fueron creadas. Él dijo la palabra solamente, y fue así: la palabra hablada produjo por sí misma el resultado.
Aquel que ejerce la fe, sabe que la palabra de Dios tiene poder creador, y por lo tanto, es capaz de producir lo que dice. Por consiguiente, puedes tener la certeza –no la suposición– de que el universo fue llamado a la existencia por la palabra de Dios.
Quien ejerce fe puede tener la seguridad de que, si bien antes de que Dios dijese la palabra, ninguna de las cosas que ahora contemplamos era visible, por la sencilla razón de que no existía; sin embargo, al pronunciar la palabra, el universo fue hecho. La palabra causó su ser o existencia.



"En la palabra, de Dios está la energía creadora que llamó los mundos a la existencia.  Esta palabra imparte poderengendra vida.  Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma trae consigo la vida del Ser Infinito. . . .
"De igual modo se sostiene la vida así impartida.  El hombre vivirá "de toda palabra que sale de la boca de Dios."
LA FE POR LA CUAL VIVO, p.22

Esa es la diferencia entre la palabra de Dios y la palabra del hombre (Ver 1 Tes. 2: 13). El hombre puede hablar; pero en sus palabras no hay poder para realizar lo expresado por ellas: para que se cumpla lo que ha dicho, hace falta que el hombre añada algo, además de hablar. Tiene que "hacer buena su palabra". No pasa lo mismo con la palabra de Dios. Cuando Dios habla, la cosa ocurre. Y ocurre simplemente porque Él habló, porque Él pronunció la palabra. (Jones, 27 dic. 1898)

Asimismo cuando la palabra de Dios se pronuncia para un tiempo distante, como en las profecías que han de cumplirse cientos de años después, al llegar el momento señalado, esa palabra se cumple. Y no se cumple porque Dios haga algo para cumplirla; sino porque la palabra fue pronunciada para ese momento.


Tal ocurrió en la creación. Y así ocurrió también en la redención: curó a los enfermos, echó fuera demonios, calmó la tempestad, limpió a los leprosos, resucitó a los muertos, perdonó los pecados, todo por su palabra. En todo ello, también "Él dijo, y fue hecho".


"La vida de Dios, que comunica vida al mundo, está en su palabra.  Fue por su palabra como Jesús sanó las enfermedades y echó fuera demonios.  Por su palabra, calmó el mar y resucitó muertos; y la gente dio testimonio de que su palabra tenía poder.  El habló la palabra de Dios como la había hablado a todos los escritores del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo.  Es nuestra única fuente de poder."
OBREROS EVANGÉLICOS, p.263

Es por eso que la fe es el conocer que en la palabra de Dios hay ese poder, es esperar que la misma palabra hará lo dicho por ella, y depender solamente de esa palabra para la realización de lo dicho. 
La fe "es don de Dios" (Efe. 2: 8); y en  las Escrituras está claro que se da a todos: "la medida de fe que Dios repartió a cada uno" (Rom. 12: 3)
La fe viene por la palabra de Dios. Por lo tanto, leemos que "cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos" (Rom. 10: 8). De manera que la fe, la palabra de fe, está en la misma boca y corazón de todo hombre.
¡La palabra de Dios es divina! Hay en ella poder. Es "viva y eficaz". Lleva en ella misma el cumplimiento; y confiar en ella y apoyarse en ella, como tal, eso es ejercer fe. ¿Tienes tu fe?

Una vez que entiendo que es la fe y la recibo... ¿Cómo puedo ejercitarla o cultivarla? 

Cultivar la fe consiste en fortalecer, mediante la práctica, la confianza en el poder mismo de la palabra de Dios, para cumplir lo que ella misma pronuncia, y la dependencia de la palabra misma para cumplir lo dicho.
Cómo cultivar tu fe, es más esencial que cualquier otro conocimiento que puedas obtener...
¿Estás cultivando la fe?

"El Salvador les contestó: "¿Esto os escandaliza? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espíritu, y son vida."
La vida de Cristo, que da vida al mundo, está en su palabra. (...) Toda la Biblia es una manifestación de Cristo, y el Salvador deseaba fijar la fe de sus seguidores en la Palabra. Cuando su presencia visible se hubiese retirado, la Palabra sería fuente de poder para ellos. Como su Maestro, habían de vivir "con toda palabra que sale de la boca de Dios."*
Así como nuestra vida física es sostenida por el alimento, nuestra vida espiritual es sostenida por la palabra de Dios. Y cada alma ha de recibir vida de la Palabra de Dios para sí. Como debemos comer por nosotros mismos a fin de recibir alimento, así hemos de recibir la Palabra por nosotros mismos.  No hemos de obtenerla simplemente por medio de otra mente. Debemos estudiar cuidadosamente la Biblia, pidiendo a Dios la ayuda del Espíritu Santo a fin de comprender su Palabra. Debemos tomar un versículo, y concentrar el intelecto en la tarea de discernir el pensamiento que Dios puso en ese versículo para nosotros. Debemos espaciarnos en el pensamiento hasta que venga a ser nuestro y sepamos "lo que dice Jehová.""
DESEADO DE TODAS LAS GENTES, p.354-355

"La Biblia es la voz de Dios hablándonos tan ciertamente como si pudiéramos oírlo con nuestros oídos.  La palabra del Dios viviente no está sólo escrita, sino que es hablada. ¿Recibimos la Biblia como el oráculo de Dios?  Si nos diésemos cuenta de la importancia de esta Palabra, ¡con qué respeto la abriríamos, y con qué fervor escudriñaríamos sus preceptos!  La lectura y la contemplación de las Escrituras serían consideradas como una audiencia con el Altísimo.
La Palabra de Dios es un mensaje que debemos obedecer, un volumen para consultar a menudo y con cuidado, y con un espíritu deseoso de asimilar las verdades escritas para la admonición de aquellos a quienes han alcanzado los fines de los siglos.  No debe ser descuidado en favor de cualquier otro libro.  Si no seguimos los caminos de Dios necesitamos convertirnos.  Si practicamos su Palabra esto originará una influencia elevadora en nuestra vida mental, moral y física. . . Cuando abramos la Biblia comparemos nuestras vidas con sus requerimientos, midiendo nuestro carácter con la gran norma moral de justicia" (Manuscrito 30a, 1896).
EN LUGARES CELESTIALES, p.134 

Como habrás visto, decidí mostrate este gran tema no con mis palabras, ni expresando mi voluntad.. sino  explicarlo por medio de la palabra de Dios a través de sus profetas. Es mi deseo que puedas entenderlo y reflexionar nuevamente que cuando tomas tu Biblia, no tomas un simple libro, sino "la voz de Dios" tal cual la hubiésemos oído al instante. Es la palabra hablada, tiene poder para cumplir lo que dice, y es vida; solo debes tener la certeza, la seguridad de que esa palabra cumple lo dicho por ella y depender solo de esa palabra. ¡¡Bendiciones y un Feliz Sábado mi hermano!!


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